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Mostrando entradas de enero, 2005

Morir del todo.

En el lecho de muerte estoy, agonizante. Ya los sueños escapan peregrinos, mezclándose con recuerdos de infancia, postergando la reflexión y el análisis acostumbrados a pequeños latidos inconexos de realidad. Yo que siempre había mantenido una posición teórica basada en la razón; yo que había hecho de la prueba dialéctica, del criterio epistemológico, un enorme tinglado cuyos cimientos consideraba sólidos; yo que no había admitido otras pruebas distintas de las de tipo matemático o de la ciencia experimental, denunciando desde la filosofía la emponzoñada trampa metafísica, negando la necesidad de una “causa primera no causada”, un “ser necesario y no contingente”, un “primer motor inmóvil”... ¡Ay! Qué cerca me encuentro de no ser, de la nada... Así es como he definido desde siempre la existencia del hombre: Como un conjunto de componentes químicos que se interrelacionan, evolucionan y cambian. Hubo un tiempo en que me atormentó la idea de un principio de las cosas, pero me repugn

¿Hasta cuándo el aborto será permitido?

No hay ninguna respuesta a tu pregunta. Oye, ¿No será acaso demasiado directa? Quizá la imagen del niño no les resulta convincente, y por eso nadie contesta. Puede que sea la dejadez, brutal indiferencia, o la impertérrita dureza del corazón humano. Puede que para algunos sea una vulgar afrenta recordarles de dónde venimos, y a dónde vamos. Quizá se sientan aludidos por un pequeño neonato cuyo terrible delito prescribe con el nacimiento: justificar la sutil barrera que separa del asesinato no debe ser tarea fácil; aunque mueran a cientos. Para Pelayo o Covadonga ya no hay oportunidad. Ver los trozos de un bebé no moviliza a la gente. Al Hombre de hoy no le queda pizca de dignidad, siquiera para reconocer las víctimas más inocentes. 150.000 fallecidos nos dejó en Asia el maremoto, en la mayor catástrofe natural de toda la historia. 80.000 niños al año sólo en España por el aborto. ¡Sepulcros blanqueados! Gravadlo en la memoria.

Primero UNO.

Tengo una teoría. La denomino “PRIMERO UNO”. Muchas veces tenemos las ideas muy claras en torno al problema del aborto, pero nos perdemos en disquisiciones y planteamientos, sin ningún tipo de acción efectiva. Y eso es porque la enormidad del problema, el conjunto de todo lo que hay que hacer para erradicar el aborto, hace que los ánimos se diluyan y parezca una empresa imposible, casi utópica. No nos damos cuenta del valor de sólo una vida. Es al menos tan grandiosa como la propia. Incluso más, pues el nasciturus aún no ha tenido la suerte, ni la oportunidad, de desarrollar su vida como cualquiera de nosotros. La vida es absolutamente preciosa, única e irremplazable. La teoría del PRIMERO UNO consiste en dedicarse a ayudar a sólo uno de ellos. El cercano, el que se encuentra próximo. No es necesario una dedicación plena, exhaustiva o exclusiva. Cualquier detalle positivo orientado hacia la acción puede ser de extraordinario valor. Puede ser la contribución monetaria; el volun