Las pilas recargadas.



Recién llegado de pasar una semanita de vacaciones, con las pilas recargadas y con ganas de trabajar de nuevo. Los he pasado subiendo al monte, jugando con los niños y yendo alguna noche a un excelente festival de jazz. Ahí es nada.

No han faltado algún mús con amigos y tertulias al calor de la chimenea. Nada de periódicos, ni de política. Ni siquiera la téuve enredando la sobremesa.

¿Se puede pedir algo más?

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