Queridos amigos monos.

Mi querido amigo mono: Ahora que ya perteneces a la raza humana, por obra y gracia del Gobierno de ZP, he de escribirte unas líneas. Me pesa, porque la emoción embarga hasta los recónditos tuétanos de los petrosenos superiores. Desde hace tiempo me pareciste una monada, pero hasta ahora no me había atrevido a confesarlo. Complejo de superioridad, supongo.

Prometo que desde ahora las cosas van a cambiar. Iremos de la mano conversando apaciblemente, y nos colgaremos de vez en cuando de las farolas. Te llevaré al ZOO y nos llevaremos un trozo de tu jaula, como símbolo de opresión finalmente derrotada. Haremos alegremente el gilipollas de forma progresista, ecológica y sostenida. Seremos tú y yo, al fin. Los nuevos "primer" y "segun" progenitores de una nueva raza de monhíbridos con derecho a pensión y seguridad social.

Sueño con ello, mi amol.

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He intentado tomar a mofa la iniciativa legislativa del Gobierno ZP, precisamente porque es absurdo el planteamiento de principio a fin. No hay, en absoluto, argumentación válida que permita elevar a ningún tipo de animal a la categoría de persona, por definición. Y como no es posible elevarlo, algunos intentan convencernos de que somos nosotros los que hemos de bajar a su nivel. Porque pretender establecer una comparación en términos correlativos es lo mismo que negar la humanidad del hombre.

Aunque parezca mentira, hay personas que creen que sería bueno que los simios fueran acreedores de Derechos Humanos. Se puede estar equivocado. Puede darse el caso que el cariño y compañía de una mascota obnubilen temporalmente la razón. Quizá tanto documental a la hora de la siesta, haga soñar con sabanas africanas. Y argumentan con pasión si el animalillo se mueve, siente, o hace puzzles con las patas. En realidad, subyace un profundo desprecio hacia sí mismos y a sus propias capacidades.

La contumaz persistencia por justificar esta estúpida iniciativa por parte del Gobierno me parece sospechosa. Al mismo tiempo, permiten la experimentación con embriones humanos, y no ponen ninguna traba al genocidio del aborto, en todas sus variantes. Afirman derechos humanos al mono mientras lo niegan a los no nacidos. Deforman la dignidad del hombre mientras se indignan porque no reconocemos al que creen semejante. Elevan unos, para denigrar a otros.

Sencillamente, esto es un paso más en la agresiva y radical estrategia contra la Vida.

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