Salve Regina.




(Foto de la Cruz de Krizevac, en Medjugorje.)



Pide Crispal, en su excelente blog In partibus infidelium, que recemos por un chaval de 8 años aquejado de un cáncer. También Embajador en el infierno tiene un familiar en dificultades. Me uno a ellos cantándole a la Vírgen el Salve Regina.

Salve, Regina, mater misericordiae;

vita dulcendo et spes nostra, salve.

Ad te clamamus, exules, filii Evae.

Ad te suspiramus, gementes et flentes in

hac lacrimarum valle.

Eia ergo advocata nostra,

illos tuos misericordes oculos ad nos converte.

Et Iesum, benedictus fructus ventris tui,

nobis post hoc exsilium ostende.

O clemens, O pía, o dulcis Virgo María.

Recuerdo una anécdota contada por alguien muy querido: Peregrinó a Yugoslavia, al Santuario de Nuestra Señora de Medjugorje. Allí, en un sobre cerrado, la gente escribe los nombres de aquellos que necesitan la intercesión de la Virgen María por cualquier causa. Mi amigo así lo hizo. A su vuelta recibió una llamada de teléfono, confirmando que uno de los que había escrito de su puño y letra, había sanado de una grave enfermedad psiquiátrica.

Los que conocen el poder de la oración no pueden extrañarse de los milagros. "Pedid y se os dará".

Si Dios quiere.




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