Las palabras prohibidas.(1)


Me gustaría coleccionar en mi pequeño blog palabras prohibidas. Palabras que han sido seleccionadas cuidadosamente para ser vaciadas de contenido, y arrojadas al cubo de lo políticamente correcto por la progresía dominante. Palabras poseídas por algún tipo de virus neurotóxico que expele al que se atreve a pronunciarlas una especie de sarpullido intelectual. Empiezo con una muy especial, que a muchos les suena a conglomerado de inquisición y arqueología, a oscuridad, prejuicio y superstición; a sotana y catacumba. Aquí la presento, desnuda para que la dilapiden: castidad.

Ciertamente es una palabra prohibida, en cuanto a lo que muchos creen que significa. Tan sólo es la capacidad del hombre para ordenar el deseo de placer sexual. El amor, la fidelidad, la templanza, la libertad y la felicidad, se convierten en palabras controvertidas, o incluso prostituidas, cuando acompañan de la mano a la castidad, pues el significado de cada una de ellas se trivializa hasta convertirlas en sentimientos inconexos y vacíos, ajenos a la voluntad. Algún grácil y distinguido lector puede defender que el puro intercambio de fluidos para conseguir placer debe ser exprimido al máximo, explotando todas las alternativas imaginables. Eso mismo le ocurre a la industria y comercio que nos rodea: hay un inconmensurable negocio que mueve miles de millones de euros en contra de esta palabra. Es más, a la industria le daría igual que esos estímulos fisiológicos se dieran, en vez de localizado fundamentalmente en los aparatos genitales, en la nariz, el cielo del paladar, o en los petrosenos superiores de la hipófisis. Adaptarían rápidamente sus instrumentos para focalizar el núcleo del placer, trivializando el resto para convertirlo rápidamente en un artículo instantáneo de consumo, en aras de satisfacer el instinto.

Multitud de empresas irían a la quiebra si la castidad fuese percibida como algo saludable, racional y específicamente humano. Imagínense ustedes las farmaceúticas y laboratorios si todo el mundo comprendiese e hiciera suyas las enormes ventajas de la castidad: hombres y mujeres planificando sus apetencias de forma ordenada, sin contagio ni contagiar; nada de condones, ni profilácticos, ni pastillitas, ni tratamientos. ¿Acaso creen las mujeres que todos estos recursos a plena disposición les han liberado de algún tipo de esclavitud? ¿No será al contrario? Es seguro que se reducirían drásticamente el número de abortos, y las enfermedades de transmisión sexual, como el SIDA, y posiblemente bajase un porcentaje extraordinario la demanda de anxiolíticos y antidepresivos porque ya no habría consecuencias psicológicas ni SPA.

Tan sólo con que la palabra prohibida -castidad- fuese comprendida en su verdadera dimensión, los hombres y mujeres serían con toda probabilidad más felices, verdaderamente dueños de su cuerpo en relación a sí mismos y con los demás, y conscientes de que el instinto es una parte más de su humanidad, tan importante como su inteligencia o su voluntad de amar.

Comentarios

MR (Monárquico y republicano) ha dicho que…
Totalmente de acuerdo, la castidad es una virtud por la que merece la pena luchar... Cuesta, claro, como todo en esta vida, pero merece la pena esforzarse. No es una carga, es ordenar tus pasiones, que no son malas, si no las tuviéramos, seríamos raritos. Lo que no se puede es ser esclavo de ellas.
De hecho, retorciendo un poco el artículo, también puede decirse a quienes piensan que la sexualidad debe exprimirse al máximo, sin ningún tipo de consideración "represora", que la industria y el comercio que nos rodea, ya exprime los recursos del planeta, sobreexplotándolos y distribuyéndolos mal, destruyendo la naturaleza y todo en nombre del progreso... Pues igual que hay que respetar la ecología, ordenando las cosas con mesura o "sostenibilidad", hoy tan en boga... En el terreno de lo personal también habrá que ser mesurado, es decir, templado. Porque de lo contrario, será una sociedad sobreexplotada en lo personal, egoísta, donde cada cual mirará sólo por sí mismo, cuando el Hombre es un animal social, y nos cargaremos la sociedad como nos estamos cargando la naturaleza...
Yo, al menos, lo veo así.

Entradas populares de este blog

Días felices.

Tony Blair, el enemigo en casa.