Horas muertas.



Este es el árbol que me ha estado protegiendo del sol en mi tiempo de lectura.

Miro hacia arriba y escudriño sus ramas. No sólo me cobija a mí. Apenas oculta la actividad de numerosos gorriones persiguiéndose divertidos. Alguna paloma despistada oteando el horizonte.

Me he llevado tres libros en un alarde de optimismo, como si las horas pudiesen alargarse a voluntad. En realidad, me ha dado tiempo sólo a uno, “La ciudad de la luz”, cuyo autor es Jesús Sánchez Adalid. Interesante.

Para una familia numerosa, las horas, como casi todo, dependen de la dictadura de los débiles.(Ya hablaremos de ello otro día)

Alguna vez -principios de verano-, cuando se acerca la hora de la merienda, recogemos los piñones y nos damos un banquete. Primero, vamos a la caza del piñón. Luego, a por las piedras. Los niños se arremolinan alrededor del montoncito de piñones con sus piedras de todos los tamaños y formas, cada uno eligiendo la que consideran adecuada a sus manos. Los mayores ya saben cómo utilizar sus herramientas. Golpean diestramente con la cara plana de la piedra y los piñones se parten dejando a la vista la carne blancuzca y suave.

El tercero, de dos años, aún no tiene la suficiente habilidad para hacerlo él sólo. Sin embargo, se empeña en coger la piedra (sin suficiente peso para resultar eficaz) y, absorto en su cometido, la lanza contra la cáscara imitando a sus hermanos. Tú ya sabes que puede hacerse algo de daño pillándose un dedo y le avisas, pero esperas. El continúa tercamente aplastando sin fuerza el piñón, hasta que se enfurruña y pierde la paciencia. Entonces te mira, y pide ayuda con sus ojos azules. Es entonces cuando va papá, el conseguidor, a enseñarle cómo partir los piñones.

Y papá no sabe si quiere que su hijo aprenda, para que pueda pedirle él con sus ojos azules tantas veces cuantas quiera, que le ayude.

Comentarios

Elentir ha dicho que…
Qué envidia me da ese árbol... Yo leí las "Leyendas" de Bécquer en una arboleda, solía ir allí al caer la noche. Daba un poco de miedo, pero te metías en la historia con mucha más facilidad.
Antecedente ha dicho que…
Nadaaa... te llevas material para hacer una queimada, con su correspondiente "conxuro", y el miedo se exorciza rápidamente.

Eso sí, las rimas de Bécquer pudiera ser que se lean un poquiño torcidas...
M ha dicho que…
Precioso arbol, Antecedente....Contagia paz.
Creo que podría pasar la tarde debajo, sin libro, meditando.

Un beso,
Hilda.

PostScriptum. Gracias por ese enlace. Te hago un cambio.
Antecedente ha dicho que…
Gracias por visitarme, viuda de tantamount. Ese árbol es bien parecido al blog que mantienes.

Paso a verlo a diario.

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