Diamante


Soy arena de roca,
silicio oscuro que guarda
celoso todo lo que toca.

Aquí, en el suelo,
vivo rodeado de naturaleza muerta
y no me doy cuenta
que soy una sombra de mí, estanca
e impermeable al murmullo del agua.
En las profundidades de esta cueva
apenas percibo algo que no sea
mi propia derrota.

Y un día, miré con otros ojos;
esos ojos en que Tú posaste
Tu mirada,
y busqué sorprendido la razón por la cual
soy ahora una gema hermosamente tallada:
un diamante, un cristal;
una transparencia de amor,
por puro Amor reconquistada.

Ya no puede haber oscuridad
para aquel grano de arena
que ahora reza y ama,
porque cualquiera percibe el destino
de una gema:
el verdadero sentido de su existencia
es ser por la Luz de Dios traspasada.

Mi vida ya es Vida;
siento mi materia preñada de alma.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Días felices.

Tony Blair, el enemigo en casa.