Yo no sé lo que sueñan los ciegos.
Yo no sé lo que sueñan los ciegos. Encadenados a la retina de lo invisible, deletrean impávidos el repicar de la lluvia en las ventanas. Les siento como almas de días enteros, agotados de sombras: miden su tiempo en los ecos sonoros de la palabra. Es jazmín de jardín, es goce de roce, es infinito matiz de sabor. Sonidos que arrullan sentidos. Y juegan entre ellos a definir la realidad, solapándose, acompasando la noche perpetua en imágenes imposibles.