Diamante
Soy arena de roca, silicio oscuro que guarda celoso todo lo que toca. Aquí, en el suelo, vivo rodeado de naturaleza muerta y no me doy cuenta que soy una sombra de mí, estanca e impermeable al murmullo del agua. En las profundidades de esta cueva apenas percibo algo que no sea mi propia derrota. Y un día, miré con otros ojos; esos ojos en que Tú posaste Tu mirada, y busqué sorprendido la razón por la cual soy ahora una gema hermosamente tallada: un diamante, un cristal; una transparencia de amor, por puro Amor reconquistada. Ya no puede haber oscuridad para aquel grano de arena que ahora reza y ama, porque cualquiera percibe el destino de una gema: el verdadero sentido de su existencia es ser por la Luz de Dios traspasada. Mi vida ya es Vida; siento mi materia preñada de alma.