Dos víctimas más
He imaginado una existencia felizmente anónima, circunscrita a la familia, amigos y conocidos; he imaginado un día en el que todo cambia: de repente un golpe furioso en el alma, y lluvia negra empapando los rincones que creíamos a salvo.
He imaginado los funerales, el silencio profundo de la noche sobre ataúdes negros, marrones, blancos. Y en el amanecer, al volver a casa, armarios llenos de ropa, cepillos de dientes ordenados en el baño, sábanas con dibujos de colores dobladas al borde de la cama. Y he imaginado un hombre erguido en el dolor, confuso por la pérdida absurda de su hermano y sus sobrinillas, mudando el objetivo de su vida para luchar con todas sus fuerzas contra los asesinos terroristas.
Anteayer le hemos visto luchar también, en un juzgado, y declarando por una denuncia interpuesta por el Gobierno que debería proteger a todas las víctimas -como él- del terror separatista. Francisco José Alcaraz ha tenido que enfrentarse -valiente y digno presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo- a los que tienen la obligación de protegernos, ampararnos, de garantizarnos un Estado de Derecho que promulgue y acate las leyes por las que se rige nuestra convivencia.
Y hoy, cuando he oído la noticia del atentado cometido contra dos jóvenes guardias civiles (Raúl Centeno y Fernando Trapero)por la banda terrorista ETA, no me ha hecho falta imaginarme nada: sabemos que hay dos nuevas historias truncadas de gente normal, como cualquiera de nosotros, que han caído en defensa de nuestra libertad y luchando por su país; sabemos que la inmensa mayoría de los españoles están con las víctimas del terrorismo y contra ETA; y sabemos que padecemos el peor Gobierno de la democracia, dirigido por Zapatero, un hombre cuyas estúpidas e irresponsables ansias de "paz" han convertido a España en meretriz de lujo del terrorismo: mercancía de votos según el interés electoral.
He imaginado los funerales, el silencio profundo de la noche sobre ataúdes negros, marrones, blancos. Y en el amanecer, al volver a casa, armarios llenos de ropa, cepillos de dientes ordenados en el baño, sábanas con dibujos de colores dobladas al borde de la cama. Y he imaginado un hombre erguido en el dolor, confuso por la pérdida absurda de su hermano y sus sobrinillas, mudando el objetivo de su vida para luchar con todas sus fuerzas contra los asesinos terroristas.
Anteayer le hemos visto luchar también, en un juzgado, y declarando por una denuncia interpuesta por el Gobierno que debería proteger a todas las víctimas -como él- del terror separatista. Francisco José Alcaraz ha tenido que enfrentarse -valiente y digno presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo- a los que tienen la obligación de protegernos, ampararnos, de garantizarnos un Estado de Derecho que promulgue y acate las leyes por las que se rige nuestra convivencia.
Y hoy, cuando he oído la noticia del atentado cometido contra dos jóvenes guardias civiles (Raúl Centeno y Fernando Trapero)por la banda terrorista ETA, no me ha hecho falta imaginarme nada: sabemos que hay dos nuevas historias truncadas de gente normal, como cualquiera de nosotros, que han caído en defensa de nuestra libertad y luchando por su país; sabemos que la inmensa mayoría de los españoles están con las víctimas del terrorismo y contra ETA; y sabemos que padecemos el peor Gobierno de la democracia, dirigido por Zapatero, un hombre cuyas estúpidas e irresponsables ansias de "paz" han convertido a España en meretriz de lujo del terrorismo: mercancía de votos según el interés electoral.
Comentarios
Lo que más pena me ha dado de este crimen es que no es el primero, y que los cientos de crímenes que le han precedido le han importado un pimiento al PSOE y a Zapatero a la hora de ponerse a pactar con los asesinos.
Desde luego, cada día crece mi desprecio hacia la clase política española, La ETA no les duraba a los ingleses ni medio día. Pero aquí no hacemos más que darles de comer, pues se crecen.