Ya que está leyendo la introducción, le diré que éste pequeño espacio de palabras lo reservo para mis filias, fobias y manías, naturalmente. Pase y lea, es usted bien recibido.
El mar y él.
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Enano, juega con el mar ahora que está mecido por la brisa de la tarde; no esperes a que cambie y muestre su furor.
Yo no sé lo que sueñan los ciegos. Encadenados a la retina de lo invisible, deletrean impávidos el repicar de la lluvia en las ventanas. Les siento como almas de días enteros, agotados de sombras: miden su tiempo en los ecos sonoros de la palabra. Es jazmín de jardín, es goce de roce, es infinito matiz de sabor. Sonidos que arrullan sentidos. Y juegan entre ellos a definir la realidad, solapándose, acompasando la noche perpetua en imágenes imposibles.
Últimamente tengo el alma de visita en el extranjero. La he expedido el pasaporte y ya no sé dónde para; probablemente en el oasis de algún remoto desierto, o en la espuma de las olas, allí donde el mar acaba, y se escucha aullar el viento. La he imaginado en una ciudad atravesada de canales secretos: solitarios meandros de lluvia por los que pasea en su barca, empapada hasta los huesos. Campanarios sin campanas, majestuosos palacios sin dueño; calles y plazas vacías donde solo habita la nostalgia, como un vago recuerdo. Una ciudad sin nadie dentro. No, allí no puede estar mi alma, olvidada y rota, escindida de la ciudad de mi cuerpo. He de comunicarme con ella, aunque lleve lejos demasiado tiempo. Antes su rostro coincidía: no era la imagen borrosa que ahora me mira en el espejo. Últimamente tengo el alma de visita en el extranjero. no sé si está de vacaciones, o yo, estúpido de mi, la condené al destierro.
Genial el vídeo que me han mandado unos amigos a través de e-mail.Los que estamos en la situación que describe el contenido del vídeo tampoco entendemos nada. A ver qué os parece.
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